Docentes Ludovicenses de Guanajuato son ejemplo de resiliencia y amor
América Yazmín Moreno Gallegos, y Octavio Otero Otero, son docentes en las primarias de este municipio; Quinatzín y José Vasconcelos, respectivamente, y son padres de Octavio Maximiliano, alumno de la secundaria Vanguardia de este municipio. Gracias al amor a su profesión y a su hijo, organizan su tiempo para lograr los mejores resultados en ambos roles.
Los dos son un claro ejemplo de lo que se pretende lograr a través del Pacto Social por la Educación, es decir, contar con docentes motivados que reconozcan la importancia de su profesión en la calidad educativa de los educandos, y fortalecer e incrementar las capacidades de las madres y padres de familia para apoyar y potenciar el desarrollo educativo de sus hijos.
La familia Otero Moreno, se involucra completamente en la educación de su hijo Max, como le llaman de cariño, él es un estudiante de segundo de secundaria, con parálisis cerebral infantil, comprometido con sus estudios, valiente, resiliente y con ganas de aprender nuevas cosas cada día. Su aprendizaje es memorístico, ya que no puede escribir, y para interactuar se comunica con las palabras sí y no.
La maestra y mamá, América, cuenta con 16 años de servicio como docente frente a grupo, en los cuales destaca su capacidad para mantenerse a la vanguardia y hacer frente a los retos educativos que se le presentan, así mismo, sobresale su iniciativa en la implementación de estrategias para disminuir las barreras de aprendizaje de las y los estudiantes; un ejemplo, fue el estudiar lengua de señas, para atender a una alumna sorda durante primero y segundo grado.
En este sentido, la maestra América, todas las mañanas brinda el servicio educativo a 32 educandos, las tardes las destina al acompañamiento de Max, donde diariamente ella es partícipe de su educación dentro del aula y por las noches organiza lo necesario para sus tareas del día siguiente.
“En la mañana, de 8:00 am a 1:00 pm estoy en mi centro de trabajo y por la tarde llego a casa, mi esposo Octavio ya tiene listo a Max y lo llevamos a la secundaria, ahí me permiten entrar con él al aula y apoyarlo en diversas actividades, como: tomarle la mano para escribir, leer lo que nos indican, lo traslado a diferentes espacios y con la realización de tareas en casa”.
Bajo este contexto, la maestra afirma que el apoyo familiar es de vital importancia, principalmente el apoyo de su esposo, Octavio Otero Otero, padre de Max, quien también es docente con 9 años de servicio.
Dentro de sus metas como docentes, está la continua preparación para ofrecer un servicio educativo acorde a los nuevos tiempos, y como padres de familia, “trabajar juntos y hacer un gran equipo para nuestro hijo, queremos prepararlo para la vida, hacerlo independiente en la medida de sus posibilidades, en educación, brindarle las herramientas necesarias y llegar ¿por qué no? a una licenciatura”, afirmaron.
La maestra América, está convencida de que en su hijo Max hay un gran talento que tienen que fortalecer y trabajar de forma integral, por eso, envía un mensaje a las madres y padres de familia, “es de gran importancia decirle a nuestras hijas e hijos las expectativas que tenemos de ellos y no limitarlos, sino apoyarlos, darles seguimiento y trabajar juntos para cumplir con esas expectativas”.
América y Octavio, agradecen a las instituciones que son parte de la formación de su hijo; preescolar Venustiano Carranza, primaria Quinatzin y secundaria Vanguardia, donde actualmente estudia, las cuales estuvieron y están al pendiente de sus necesidades básicas de movilidad dentro de la escuela y realizan adecuaciones curriculares y ajustes razonables para incluirlo en las actividades.
“Deseamos que Max, sea un parteaguas para continuar con el impulso a la inclusión educativa y social en las escuelas, que como docentes seamos abiertos y apoyemos a cada una de las niñas y niños que llegan a nuestros centros educativos con diferentes condiciones”.
Marisa Miroslava Bautista Romero, directora de la secundaria Vanguardia, dijo que, “el caso de Max significa para la institución un gran reto y responsabilidad, el primero porque nos motiva a innovar nuestras prácticas de enseñanza, a prepararnos aún más para poder ofrecer a Max una educación de calidad y acorde a sus necesidades; responsabilidad, porque nuestra capacitación es constante y continuamente realizamos ajustes razonables a las planeación, actividades escolares e incluso en instalaciones con el fin de ofrecerle un lugar seguro e incluyente”.
La directora dijo que, todo lo anterior no sería posible sin el valioso apoyo de los padres de Max, quienes lo acompañan en todo momento, “su mamá, quien es maestra, posterior a su jornada de trabajo se incorpora con Max a clases desde la 1:30 y terminan a las 7:50 pm, lo cual nos impulsa a esforzarnos más día a día, pues, es un claro ejemplo de que cuando uno desea ser resiliente ante las adversidades, todo es posible, el límite es uno mismo”.
La Secretaría de Educación de Guanajuato, felicita al alumno Maximiliano por su ímpetu y esfuerzo, y reconoce la labor de América Yazmín Moreno Gallegos y Octavio Otero Otero, quienes además de ser grandes maestros, inspiran con su trabajo como madres y padres de familia del siglo XXI.
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