El Senado aprueba la incorporación definitiva de la Guardia Nacional a la Sedena

El Senado aprueba la incorporación definitiva de la Guardia Nacional a la Sedena

El bloque oficialista de Morena ha aprobado una enmienda constitucional que coloca definitivamente a la Guardia Nacional bajo el control de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), cumpliendo así uno de los principales objetivos del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador. La reforma fue aprobada en el Senado con 86 votos a favor y 42 en contra, y ahora deberá ser ratificada por al menos la mitad de los congresos estatales.

Con esta reforma, la Guardia Nacional quedará bajo control militar, eliminando su vínculo con la estructura civil. A partir de ahora, la corporación dependerá completamente de la Sedena, convirtiéndose en la cuarta fuerza armada de México, junto al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia tras los comicios del 2 de junio, ha expresado su apoyo a esta medida, argumentando que no fomenta la militarización de la seguridad pública, como afirman los detractores de la reforma.

Morena logró aprobar la enmienda con el respaldo de sus aliados políticos, así como de dos exsenadores del PRD y del panista Miguel Ángel Yunes Márquez, quien recientemente votó a favor de otra reforma impulsada por Morena en el Poder Judicial. Yunes, aunque aún es miembro del PAN, enfrenta un proceso de expulsión debido a su apoyo a las propuestas del partido guinda.

Por otro lado, los senadores del PRI decidieron no apoyar la reforma, a pesar de los rumores de que podrían hacerlo. En el exterior del Senado, un grupo de manifestantes, presuntamente estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, protestaron coincidiendo con el décimo aniversario del ataque y desaparición de 43 de sus compañeros en Iguala, Guerrero.

La aprobación de esta enmienda pone fin a uno de los debates más acalorados del sexenio. La Guardia Nacional, creada como un cuerpo híbrido entre lo militar y lo civil, fue adscrita inicialmente a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, aunque su operación estaba mayormente controlada por el Ejército. Esta consolidación bajo control militar ha generado preocupación entre activistas y expertos, quienes temen que el Ejército, una institución poco transparente, adquiera demasiado poder sin mecanismos claros de rendición de cuentas.

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