Engaños y palos contra los inmigrantes que llegan a Europa

Engaños y palos contra los inmigrantes que llegan a Europa

Un grupo de solicitantes de asilo se topó con una nueva forma de horror. El jueves pasado, nada más tocar tierra tras cruzar la lengua de agua que separa la costa turca de la isla griega de Lesbos, espantados, agotados y algunos necesitando urgentemente atención médica, estos 22 supervivientes recibieron la visita de unos individuos. Para ganar su confianza, estos hombres les aseguraron que eran médicos. Les ofrecieron comida. Cuando lograron acercarse a los inmigrantes, les dieron una paliza y trataron de esposarlos con bridas.

Así lo relata Teo di Piazza, coordinador de proyectos de Médicos Sin Fronteras, la ONG a la que estos hombres, no identificados, trataron de impostar. Según el relato de los agredidos que cita, los agresores "eran siete u ocho, corpulentos e iban de negro. Algunos llevaban el rostro cubierto". La agresión, que tuvo lugar en una zona boscosa de difícil acceso del norte de la isla, no se prolongó porque, a raíz de la notificación oficial que emite el equipo de coordinación humanitaria cada vez que hay un desembarco, el equipo de MSF llegó al lugar poco después, ahuyentando a los atacantes. Habían logrado esposar a tres.

Esta acción tiene consecuencias más allá del profundo trauma provocado en los refugiados, entre ellos numerosos niños y mujeres, ya que, tal y como recuerda di Piazza, "tiene un impacto negativo en la confianza en nosotros, que trabajamos duro para ganárnosla. Es habitual que, al llegar a tierra, algunos lloren del miedo. Cuando acudimos en su socorro, la gente se sienta aliviada, hasta el punto de que algunos se desmayan". Con sucesos como el acaecido, "podríamos perder esta confianza".

Aparte de las múltiples devoluciones en caliente denunciadas desde hace meses, de las que activistas acusan principalmente a las fuerzas de seguridad griegas, los actos de violencia contra los solicitantes de asilo antes o después de cruzar la frontera está siendo la tónica en la linde este de Europa. El pasado agosto, Maria, una niña siria que sufrió una picadura de escorpión mientras trataba de llegar a Grecia, murió porque ni soldados griegos ni turcos quisieron asistir a sus padres, atrapados en una isla del río Evros.

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