Sin gas, electricidad ni medicamentos: la dura realidad de las ciudades ucranianas asediadas
En Bajmut, Yura Sukorov lleva seis estufas de leña para los refugios subterráneos de la ciudad, asediada por las fuerzas rusas. Son diez mil almas sin gas ni electricidad a cero grados centígrados. Pronto la temperatura bajará a 20 bajo cero.
"Es crucial. El frío trae enfermedades, la gripe sobre todo, para las personas mayores que están más débiles. Aquí ya no hay medicamentos", explica Yura.
Sloviansk está a 50 kilómetros, más alejada del frente, pero tampoco tiene ni gas ni electricidad. Ludmilla Abramenko y su familia dependen de la leña distribuida por el municipio, pero no tienen estufa en el interior.
"Como ya no tenemos electricidad ni gas, salimos fuera, hace frío y hacemos un pequeño fuego", explica Ludmilla. "Dormimos completamente vestidos. No llevamos abrigos, sino que nos ponemos jerseys y calcetines y nos acurrucamos bajo las mantas. Ni en mis peores pesadillas me imaginaba esto".
El pasado 17 de septiembre, las fuerzas rusas bombardearon la central térmica de la ciudad, privando a 200.000 habitantes de electricidad y gas. El hospital está sin calefacción. Su directora, Valentyna Glushenko, hizo instalar dos grandes estufas de madera, que se pondrán en marcha a finales de esta semana.
"Gracias a esto, no tememos al invierno, pero esperamos que los rusos no ataquen este lugar", nos dice Valentyna. "Podemos construir todo lo que queramos, pero aún pueden golpearnos".
Para muchos habitantes de Sloviansk no hay otra opción que recoger madera rota entre los restos de los edificios destruidos. Una realidad impensable hace unos meses con la que hoy por hoy toca lidiar para salvar la vida.
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