Emite la Comisión Especial para la Atención de la Emergencia por COVID-19 de la UNAM recomendaciones

Emite la Comisión Especial para la Atención de la Emergencia por COVID-19 de la UNAM recomendaciones

Desde hace tres semanas, la epidemia de COVID-19 en nuestro país ha tenido un aumento muy rápido del número de casos confirmados. El inicio del invierno, la entrada de una variante más contagiosa (ómicron) y las fiestas y vacaciones de fin de año aceleraron los contagios. Parece claro que en esta nueva variante los cuadros son menos graves, sin embargo, ante esta situación y la necesidad de mantener la seguridad sanitaria en las actividades presenciales, emitimos las siguientes recomendaciones y consideraciones:

Vacunación

La vacunación es la principal forma de evitar que una persona que se contagia con el virus causante de COVID-19 enferme gravemente y tenga mayor probabilidad de requerir hospitalización y morir, por lo que reiteramos la importancia de que todas las personas mayores de 15 años inicien o completen sus esquemas y reciban su dosis de refuerzo en cuanto les corresponda. Todas las vacunas que se utilizan en nuestro país son seguras, efectivas y de calidad. Si bien, no existe información sobre cada una de las combinaciones, los estudios que han evaluado esquemas donde se combinan diferentes vacunas, tanto para completar esquemas iniciales como dosis de refuerzo, han encontrado que son estrategias seguras y efectivas.

Cubrebocas

La principal forma de contagio del virus causante de COVID-19 es por medio de los aerosoles que produce una persona infectada con el virus (con o sin síntomas) y que se forman al respirar, hablar, toser, estornudar, soplar, gritar, cantar y respirar. El uso del cubrebocas disminuye (filtra) la cantidad de virus que exhala una persona infectada y limita la cantidad de virus que inhala una persona que se encuentre cerca.  

La recomendación general es que todas las personas utilicen un cubrebocas cubriendo bien nariz y boca al convivir con enfermos, al estar en lugares públicos fuera de la casa y al estar con otras personas en lugares cerrados o incluso en espacios abiertos si la distancia es cercana. Aun usando cubrebocas no es conveniente hablar de cerca con otras personas. Existe desinformación y confusión sobre los cubrebocas pero lo fundamental es usar el que sea cómodo y accesible para su uso correcto y continuo. Lo importante es usar un cubrebocas útil y no un cubrebocas perfecto.

Si se usa cubrebocas de tela, es necesario que tenga tres capas y sea de una fibra natural (algodón); si el cubrebocas es quirúrgico desechable, también debe ser de tres capas. Su eficacia puede medirse si impiden el paso de la luz.

Los cubrebocas de mayor eficiencia (N95, KN95, KF94, FFP3, FFP2, FFP1) es mejor utilizarlos en situaciones donde el riesgo de aerosoles provenientes de enfermos sea mayor, como puede ser al atender a un enfermo en casa, en un consultorio o en el hospital. La limitada disponibilidad y la incomodidad de este tipo de cubrebocas  pueden ser obstáculos reales para su uso general, y no son convenientes  para un uso común, generándose riesgos adicionales ante su utilización inadecuada o interrumpida.

El éxito de la prevención al utilizar el cubrebocas se logra con su uso adecuado. Cualquiera que se utilice debe cubrir la nariz y la boca al mismo tiempo y estar ajustado al puente de la nariz y a la piel de la cara sin pliegues, para evitar la entrada libre de aire por las comisuras. En caso de decidir utilizar doble cubrebocas para aumentar la protección, será mejor combinar cubrebocas de dos tipos de materiales diferentes y colocar primero el de mayor eficiencia y encima el de menor. Una vez colocado se debe evitar tocarlo por el frente, se debe retirar por la cintas ajustables y lavarse las manos después de hacerlo. 

Manejo de enfermos en casa

La gran mayoría de las personas que han enfermado de COVID-19 en las últimas semanas han presentado cuadros leves con síntomas que generalmente se resuelven en menos de cinco días con los cuidados generales y con medicamentos para control de la fiebre (paracetamol) y las molestias por el proceso de respuesta del cuerpo a la infección (ibuprofeno). Por lo anterior y para evitar riesgos de toxicidad o complicaciones, es importante reiterar que para el manejo de pacientes con COVID-19 no deben utilizarse:

  • Antibióticos de ningún tipo (azitromicina, levofloxacina, ceftriaxona, ivermectina, hidroxicloroquina, etc.).
  • Antivirales que no tienen efecto contra el virus causante de COVID-19 (oseltamivir, amantadina, rimantadina, aciclovir, etc.).
  • Medicamentos esteroides en los primeros cinco días de la enfermedad (cortisona, dexametasona, etc.).
  • Anticoagulantes sin supervisión médica (Aspirina, heparina, enoxaparina, clopidogrel).

Si la persona padece alguna otra enfermedad para la cual tome medicamentos de forma regular, deberá continuar usándolos sin interrupción.

Al tener un enfermo en casa se debe prevenir el contagio de los otros habitantes del domicilio por medio del aislamiento, el uso de cubrebocas (idealmente de alta eficiencia), la ventilación abriendo puertas y ventanas y la higiene regular con los productos de uso habitual del lugar. Para vigilar la evolución es recomendable tener un termómetro para medir la temperatura (que no sea mayor de 38.0ºC) y un oxímetro de pulso para monitorear la oxigenación (que no baje de 92%). Es necesario informar de inmediato a su médico en caso de alta temperatura o baja oxigenación. Se debe vigilar la oxigenación con supervisión médica (con un oxímetro) hasta estar seguros de que la evolución es favorable.

Una vez que la persona enferma de COVID-19 cumpla cinco días de aislamiento y no presente síntomas se podrá reincorporar a sus actividades con las medidas de precaución generales; en caso de continuar con síntomas, deberá completar diez días de aislamiento. Los contactos domiciliarios del enfermo también deberán guardar aislamiento durante cinco días, al término de los cuales podrán salir en caso de no presentar síntomas.

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