Boquete

Boquete

Por: Jesús Solano Lira

La retórica que sigue la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sigue siendo la misma que estableció su antecesor: todo va bien, No Pasa Nada, estamos creciendo, hay finanzas sanas, se acabó la pobreza, están llegando inversiones, y la más socorrida, ándele, le atinó, la de los otros datos.

Sin embargo, la realidad es otra y tan sólo en el último año, la deuda pública en México aumentó DOS BILLONES DE PESOS, así en mayúsculas, para alcanzar un saldo histórico de 17 BILLONES 674 MIL MILLONES DE PESOS, pero los magos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público dicen que “es manejable” ese boquete.

Ahora vamos con los contrastes. Al cierre de diciembre de 2012 el saldo total de la deuda neta del sector público fue de 5 BILLONES 352 MIL NILLONES DE PESOS, pero durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el saldo aumentó hasta los 10 BILLONES 480 MIL MILLONES DE PESOS al cierre de 2018, deuda considerada una barbaridad.

Y no sé Rick, pero creo que lo que aseguró el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, en su show mañanero del 19 de junio del año pasado fue falso: “Se deben dejar finanzas públicas sanas para que la presidenta electa y luego presidenta constitucional tenga todo el poder, finanzas públicas sanas, porque eso es importantísimo, no andar pidiendo prestado, recurriendo al Fondo Monetario Internacional o al Banco Mundial para que nos pongan condiciones”. Quiúboles, así o más mentiroso.

Es más, ese miércoles, el tabasqueño, fiel a su costumbre de irse en contra de sus adversarios y no asumir su responsabilidad, sí alguna vez la tuvo, sostuvo que durante su gestión el crecimiento de la deuda pública del país fue menor que en las administraciones de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto. Mmmmmm cómo explicar que la deuda pública en su sexenio se haya elevado a más de 7 BILLONES DE PESOS, de los cuales 2 BILLONES en su último año de gobierno.

Esa situación es critica y podría llevar al país a un estancamiento y parálisis económica, disminución en la inversión privada, presiones al gasto social e infraestructura, además de afectar la estabilidad económica y el bienestar de los simples mortales como usted y como yo, que ya no sentimos lo duro sino lo tupido por el constante aumentó de los alimentos, así como bienes y servicios.

Sí a eso le agregamos que aunque la inversión extranjera directa ha aumentado, también se han presentado retrocesos en los recursos destinados a las industrias automotriz, metálica, minera y alimentaria, sostiene la investigadora de la Universidad Jesuita de Guadalajara, Mireya Pasillas.

Otro de los factores que le están pegando tanto a las familias que dependen de las remesas, como a la economía mexicana es la disminución de los recursos que envían nuestros connacionales desde el extranjero.

De acuerdo con cifras del Banco de México, en mayo pasado las remesas sumaron 5,360 millones de dólares, lo que representó una caída de 4.6% en comparación con el mismo mes de 2024.

La severa política anti-inmigrante del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de detenciones y deportaciones le ha pegado con singular alegría a nuestro país, que llegó, incluso, según el Banxico a tener un desplome de remesas del 12 por ciento en abril pasado, lo que representó la caída más baja desde septiembre de 2012.

A ese paso que vamos, lo más seguro es que se cumplan los pronósticos de un mínimo crecimiento del 0.1 por ciento, se mantenga el aumento de la inflación y persista el encarecimiento de todos los productos básicos, se incremente el desempleo y los pobres seguirán siendo pobres. Un panorama bastante complicado y desolador. Uffffff.

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