
Contracara: la humanidad en el espejo roto
Por VICTORIA ABURTO
Vivimos en la era del ruido, donde la verdad siempre se pierde entre likes, retuits y trending topics. Donde la injusticia se normaliza y la corrupción se celebra en silencio, mientras las masas aplauden, comparten y miran hacia otro lado. Aquí, la economía sangra a los pobres, a los desprotegidos, la política vende el futuro y los discursos se compran al peso del morbo.
Bienvenidos a nuestro circo digital
La culpa se opone al progreso. Pero preferimos señalar, juzgar y destruir antes que reconocer los errores que nos atan al pasado. Preferimos la comodidad de la indignación selectiva a la valentía de enfrentarnos a la verdad. Nos han enseñado que el espectáculo del dolor es más rentable que la reconstrucción de la dignidad y que el juicio desde el anonimato pesa más que la ética colectiva.
Lo que no se reconoce, no se puede restaurar. Y mientras algunos lucran con la ignorancia, con la necesidad, la vulnerabilidad y el miedo, la humanidad paga la cuenta con hambre, con miedo, con indiferencia.
Libido y morbo se venden como entretenimiento y la doble moral se convierte en regla: exigimos justicia mientras justificamos la injusticia ‘mientras no nos toquen a nosotros, ni nos toquen a los nuestros’; pedimos respeto mientras aplaudimos la humillación ajena. Qué contradictorio. Qué paradójico. Qué brutal. Qué humano.
Gracias por la vida: la tomaremos con todo lo que cuesta.
Porque resistir ante la mentira, la manipulación y el linchamiento digital “no es gratuito”, cuesta: “vida, libertad, reputación y dignidad”. Porque permanecer de pie mientras intentan borrarnos es un acto de rebeldía colectiva. La historia que quieren escribir sobre nosotros es un guion barato, pero no lo permitiremos, no permitiremos que la tragedia se reduzca a espectáculo.
Que nadie se engañe: Esto no es denuncia. No es justicia. No es lucha. Es un negocio de verdugos, una fábrica de morbo y dolor, una maquinaria que explota la vulnerabilidad de quienes confían en la humanidad. Mientras más gritan, más vacía es su verdad; mientras más juzgan desde el anonimato más débiles y cobardes son sus principios.
El presente solo puede fluir cuando el pasado está en paz. Pero algunos prefieren vivir del pasado ajeno, usarlo como arma y venderlo como entretenimiento. Prefieren perfiles falsos, testimonios a conveniencia, likes y shares como recompensa moral. Prefieren la indignación virtual a la justicia real. Qué cómodo. Qué peligroso.
La historia no la escriben los gritos ni los trending topics. La escriben quienes permanecen de pie ante la injusticia, quienes defienden la verdad, quienes no permiten que el espectáculo sustituya la conciencia colectiva. La pregunta es brutal y urgente: ¿Queremos ser verdugos o humanos?, ¿Construir o destruir?, ¿Celebrar el morbo o proteger la dignidad?
Si seguimos confundiendo linchamiento con justicia, espectáculo con verdad y entretenimiento con ética, estaremos enterrando la esencia de la humanidad. Cuando el humo del espectáculo digital se disipe, lo único que quedará será la ceniza de nuestra moral.
El futuro no se juega en likes ni en trending topics. Se juega en la conciencia de quienes hoy deciden si serán cómplices del espectáculo o guardianes de la verdad. Y en esa decisión, nadie quedará indemne.
Porque no hay fuego que consuma a quienes han caminado por el infierno y han salido de pie. No hay escarnio digital que pueda borrar la resiliencia ni la memoria de quienes construyen a pesar de las grietas.
La humanidad, más que linchamiento, merece verdad, merece justicia, merece coraje. Y quienes quieran intentar destruirlo, recuerden: La historia la escriben quienes resisten de pie, no quienes gritan más fuerte.
VICTORIA ABURTO
Aquí, la conciencia no tiene partido y la palabra tampoco. En Contracara, donde la moral no se alquila y la palabra no se vende.
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