Dicotomías
Por: Edgar Ramón Conde Carmona
Entre aciertos y errores, el gobierno municipal de Huamantla tiene una disyuntiva: se mantiene y se condena o evoluciona y pasa a la historia.
La anterior afirmación se sustenta en lo que muchos ciudadanos observan cotidianamente.
Por un lado, vemos una administración que difunde la realización de obras, y por otro vemos críticas por errores de logística.
Van los botones.
Uno de los puntos que merecen reconocimiento, más allá de filias y fobias, es la transformación del acceso poniente a la ciudad.
Si bien muchos sectores criticaron que es una copia burda y sin imaginación de la avenida Reforma en la Ciudad de México, es menester reconocer que Huamantla ya merecía tener una puerta de acceso digna.
Por otro lado, en el acceso oriente también se trabaja, aunque ahí la transformación es menor, al grado de que la acera que se construye, apenas si alcanza para el tránsito de una persona a la vez.
La campaña oficial de todas las obras que se han iniciado, queda opacada por los hechos que se quedan marcados en el imaginario colectivo.
Basta tener presente que, a propósito de la pandemia, el gobierno de Huamantla canceló espacios en áreas públicas para evitar aglomeraciones.
Y sin embargo, ya teniendo un panorama desolador, ante la inminente llegada de la variante Ómicron a este Pueblo Mágico, con bombo y platillo se organizó una “feria” navideña donde poco o nada estuvieron presentes las medidas sanitarias para prevención de contagios.
El eslógan de este gobierno se concentra en el término “salvar a Huamantla”. Y pese a ello, los medios nos muestras evidencias, como la de aquella pareja de mujeres, una de ellas en silla de ruedas, que viven una odisea porque cancelaron las rampas en el andador Plutarco Montiel.
Hace poco, el gobierno puso en operación unidades vehiculares eléctricas para la dirección de Seguridad Pública Municipal. Y en breve, una de esas unidades ya fue dañada en un accidente de tránsito en pleno centro de la ciudad, ante la impericia de quien la conducía.
Es cierto que hay aciertos. Pero es innegable que existen errores. Y estos son los que más le están costando a la administración huamantleca, pues son los que reflejan una imagen de ocurrencias, ineficacia e inutilidad.
De mantener esta dinámica está la certeza de que el gobierno pasará a la historia como uno más. Y en caso de cambiar, puede convertirse en un parteaguas histórico.
Pero el principal obstáculo se llama soberbia.
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