EDITORIAL

EDITORIAL

A propósito de las elecciones del domingo 2 de junio de 2024, bien vale hacer algunas reflexiones sobre lo que le espera a Tlaxcala como una entidad más de México:

En el ámbito federal, es bien sabido que Jorge Álvarez Mainez de MC y Claudia Sheinbaum Pardo, son una dupla en la que el primero busca ese electorado joven, reticente a votar por Morena, mientras Morena mantiene cautivo a ese sector de la población que es codependiente de los programas sociales como si de opio se tratase.

Xóchitl Gálvez Ruiz, la candidata del PRI, PAN y PRD, se caracteriza por ser elocuente y ocurrente, lo de “desmadroza” y mal hablada es lo de menos, las ocurrencias son las que espantan y restan credibilidad.

Los ciudadanos estamos ante un escenario inverosímil en el que tenemos qué decidir cuál es el menos malo de los tres en esta comedia nacional llamada elección presidencial.

Aquí lo más importante es salir a votar, así que le rogamos —encarecidamente— amado lector, que ejerza su sufragio, le suplicamos que no permanezca impertérrito a los acontecimientos nacionales que nos tienen en una tina de agua caliente, para morir como la rana en la olla.

El voto valiente, decidido y razonado, es lo único que nos separa del colapso económico por deuda contraída por la administración de Andrés Manuel López Obrador.

De la polarización social extrema y del odio a los que generan riqueza y empleo.

Deseamos que pese a la incertidumbre generada desde el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE), pese a la parcialidad con la que se ha conducido el Instituto Nacional Electoral (INE) recobremos el rumbo de la prosperidad.

Pese a la violencia generalizada en el país con más de 32 candidatos asesinados a lo largo y ancho de todo México.

Pese al miedo que prevalece en muchas familias al salir a carretera o a caminar en las noches por cualquier calle, al uso faccioso de las fiscalías o procuradurías… pese a todo, las elecciones están en las manos de ciudadanos.

Y pese a todo, las boletas electorales ya las tienen civiles constituidos de manera voluntaria en suplentes, escrutadores, segundos secretarios, primeros secretarios y presidentes de casilla.

El peso de la elección todavía está en manos de la sociedad civil, hagamos valer nuestro derecho constitucional al sufragio.

La salud de la democracia aun la tenemos como derecho y obligación constitucionales.

Los ciudadanos somos responsables de cambiar el rumbo de la historia, pero más aún, el peso verdadero de esta elección recae en los jóvenes y en la clase media de este país, que pujantes, con sus sueños y anhelos, son los que realmente tienen el poder de devolver a México sus sueños.

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