La legislatura en llamas: Fin de ciclo panista y el vacío del Verde

La legislatura en llamas: Fin de ciclo panista y el vacío del Verde

“El arte de la guerra se basa en el engaño… Si las tropas enemigas están unidas, siembra la disensión entre sus filas” (Sun Tzu, El Arte de la Guerra) .

La reciente suspensión de la elección de la Mesa Directiva en el Congreso de Querétaro no fue un episodio anecdótico de desorden parlamentario, sino el síntoma visible del fin de un ciclo: el del Partido Acción Nacional como partido dominante en el estado. Lo ocurrido —empujones, robo de urnas, acusaciones de fraude y la imagen descompuesta de un recinto legislativo convertido en ring— revela el colapso de una narrativa de orden institucional que durante décadas fue patrimonio exclusivo del panismo.

La teoría política ofrece un marco esclarecedor. Para Gramsci, la hegemonía se sostiene mientras existe una coincidencia entre el consenso social y la práctica política. Cuando los hechos desmienten el relato, sobreviene la “crisis orgánica”: el pueblo percibe la distancia entre las palabras y las acciones, y las élites pierden capacidad de dirección moral e intelectual. Eso es exactamente lo que presenciamos en Querétaro: un PAN que ya no dirige la orquesta sino que reacciona con torpeza a la melodía que otros tocan.

El PAN en zugzwang

La metáfora del ajedrez ayuda a descifrar la escena . El panismo queretano se encuentra en zugzwang: cualquier movimiento que haga empeora su posición. Al intentar imponer a Adriana Meza (PRI) en la presidencia de la Mesa Directiva, se vio obligado a aliarse con un socio incómodo y desprestigiado; al fracasar en esa maniobra, recurrió a la fuerza bruta de arrebatar urnas y documentos, mostrando su rostro más cavernario. En ambos escenarios, perdió: en el primero, credibilidad; en el segundo, legitimidad.

En la lógica gramsciana, se trata de un poder que ha pasado de ser dirigente a ser meramente dominante. Ya no convence, solo impone. Y cuando la imposición fracasa —como en este caso— queda al desnudo la crisis de liderazgo.

El vacío del Verde

Si el PAN exhibió brutalidad, el Partido Verde mostró vacío. Ricardo Astudillo, su dirigente estatal, quedó en evidencia como el gran perdedor de la jornada. No controló a sus legisladoras, una de ellas sufrió una crisis nerviosa en plena votación y, en la confusión, el Verde perdió su capacidad de inclinar la balanza. En términos de ajedrez político, Astudillo desaprovechó la oportunidad de jugar como “caballo” —la pieza capaz de saltar obstáculos y alterar el equilibrio— y quedó reducido a peón sacrificado.

Más grave aún: falló al gobernador Mauricio Kuri, que había confiado en el Verde como socio estratégico, y falló también a la 4T, que esperaba que su bancada operara con disciplina para bloquear la imposición panista. El dirigente que aspiraba a consolidarse como operador bisagra terminó convertido en irrelevancia.

Morena y la disputa por la democracia

Frente al caos, Morena movió su pieza con astucia. Al anunciar un juicio político contra Gerardo Ángeles, presidente saliente de la Mesa Directiva, no solo buscó sancionar una irregularidad concreta: se colocó como la fuerza que defiende la institucionalidad frente al abuso panista. En el tablero de la disputa simbólica, el partido en el poder federal entendió que la batalla no es solo por un cargo legislativo, sino por el relato: ¿quién encarna hoy la defensa de la democracia en Querétaro?

Siguiendo la lógica de Sun Tzu, Morena no necesita ganar todas las batallas, sino hacer que el adversario pierda dirección y ánimo . Al posicionarse como el partido que exige transparencia, orden y legalidad, convierte la torpeza panista en su mejor aliada.

Fin de ciclo

Lo que está en juego, entonces, es más que la Mesa Directiva. Es la legitimidad de un modelo político. Durante más de veinte años, el PAN en Querétaro encarnó la narrativa de eficacia, modernidad y estabilidad. Pero la sesión del 30 de septiembre de 2025 mostró la otra cara: violencia, improvisación y miedo a perder el control. Cuando un partido dominante cruza esa línea, comienza su ocaso.

Ricardo Astudillo, por su parte, simboliza la fragilidad de los partidos satélite que buscan sobrevivir sin construir identidad propia. El Verde, al no consolidarse como bisagra eficaz, se condena a la irrelevancia. Y en ese vacío, Morena encuentra campo fértil para disputar no solo cargos, sino hegemonía simbólica.

Estrategia hacia 2027

La legislatura queretana se ha convertido en un laboratorio de la disputa por la democracia. Morena sabe que no basta con esperar el desgaste del PAN: debe construir una narrativa que convierta cada exabrupto azul en prueba de su decadencia. Debe mostrarse como la fuerza que garantiza estabilidad frente al caos, legalidad frente al abuso, futuro frente a la nostalgia.

El PAN, en cambio, enfrenta un dilema existencial: o se reinventa desde una autocrítica profunda —rompiendo con las prácticas cavernarias que vimos en la legislatura— o se resigna a ser la sombra de lo que alguna vez fue. El ajedrez político no perdona: quien deja de calcular, queda calculado .

Última Escena 

La suspensión de la elección de la Mesa Directiva en Querétaro no es solo una crisis momentánea; es el epílogo de un ciclo y el prólogo de otro. La democracia se disputa en el terreno de las instituciones, pero también en el de los símbolos. El PAN ha perdido ambos. Y en esa pérdida, Querétaro se convierte en el espejo de una transición política más amplia: la del fin del monopolio azul y la apertura de un nuevo tablero, donde las piezas ya no obedecen a un solo jugador.

 

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