🕯️ Ni paz sin justicia, ni justicia sin memoria

🕯️ Ni paz sin justicia, ni justicia sin memoria

 Tlaxcala no necesita discursos: necesita redención.
“¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos!”
— Proverbios 31:8 (NVI)

I. 🌍 Impotencia global, urgencia local
🕊 Mientras Gaza sangra e Irán amenaza con fuego, yo pienso en Tlaxcala.
En Tenancingo, en Huamantla, en Apizaco, en Papalotla, en El Carmen Tequexquitla.
Pienso en la tierra donde lloramos por lo que arde lejos, pero callamos lo que se pudre cerca.
Donde la compasión cruza continentes, pero no cruza la calle.
Donde nos conmueve el dolor ajeno, pero ignoramos el grito del vecino.
Aquí, la doble moral no es un desliz: es doctrina.

* Alzamos la voz por Irán, pero callamos cuando una joven es abusada en San Pablo del Monte.
* Nos indignamos por Gaza, pero no por el niño que muere esperando una ambulancia en Tequexquitla.
* Nos duelen las bombas en otras tierras, pero no los cuerpos que la tierra traga aquí, sin nombre y sin justicia.
* Encendemos velas por la guerra ajena, pero no por las vidas extinguidas en la sombra de nuestro propio estado.

🩸 Pero dime…
¿De qué sirve quebrarnos por la guerra, si no nos rompe el silencio en casa?
¿De qué sirve llorar por otros pueblos, si dejamos morir el nuestro en voz baja?
¿De qué sirve rezar por la paz, si no peleamos por la justicia que nos toca?

El horror parece lejano… hasta que abrimos los ojos: aquí también se mata, se desaparece, se normaliza la injusticia.
* El mundo clama por paz, y nosotros ni siquiera podemos alzar la voz.

¿De qué sirve la palabra si no despierta?
¿De qué sirve la pluma si no sacude?

Me conmueve la masacre en Gaza, la tensión entre Irán e Israel. Y pienso: ¿Qué puedo hacer desde aquí?
¿Mis palabras, una voz solitaria, tendrán eco?

Tlaxcala arde con sus propias heridas —y mi pluma se siente débil.
Pero la transformación comienza cuando la indignación habla en voz alta y encuentra eco en otras.

II. 💉 Salud en titulares, enfermedad en silencio
Sheinbaum vino a anunciar “Salud casa por casa”.
Pero en los hospitales de Apizaco, los médicos lloran porque no hay medicamentos.
Las promesas llegan, pero los pacientes no sanan con discursos.

El IMSS-Bienestar no puede ser una vitrina de campaña.
La realidad: centros de salud sin insumos, sin médicos, sin esperanza real.
La salud no es narrativa: es urgencia, es vida o muerte.

Mientras tanto, los operativos visuales llenan pantallas, pero no botiquines.
Son para redes, no para sanar.

III. 🔪🔥 Tlaxcala arde... pero no en las noticias
No hubo marcha para la desaparecida del mes pasado.
No hubo operativo federal para las ejecuciones recientes.
No hubo medios nacionales cubriendo los feminicidios sin resolver.

El dolor aquí se guarda. Nada se interviene. El Estado calla.
Tlaxcala grita en cuartos cerrados, mientras el gobierno llena las calles de lonas y colores.

IV. 🧨 ¿Qué más tiene que pasar?
¿Cuántas veces más tenemos que tragar la mentira del “Tlaxcala va bien”?
¿Cuántos periodistas, maestras, defensoras, médicos, niñas tienen que sufrir o morir para que alguien diga basta?
¿Hasta cuándo vamos a dejar que la indignación sea individual y no colectiva?

La política sigue hablando sola.
Nosotros, callando juntos.

Ya no basta con estar informados.
Ya no basta con compartir en redes.
Hay que tomar la palabra y romper el letargo.

🧩 Un grito con propósito
No busco protagonismo.
Busco que nos miremos.
Que recuperemos la función de la palabra como herramienta de construcción, no de distracción.

* Salud con médicos y medicinas, no para la foto.
* Justicia independiente, no obediente.
* Seguridad real, no maquillada.
* Ambiente protegido con acciones, no discursos.

🌱 Hacia una esperanza auténtica
El mundo clama por paz. Tlaxcala también.
Pero la paz no viene de la propaganda.
Viene de afrontar la realidad, exigir compromiso, denunciar lo oculto.

Este es mi grito.
Mi voz pequeña para un momento grande.

🧩 Conclusión: Si no es ahora, ¿cuándo?
El mundo está en llamas. Tlaxcala también.
Pero aquí no hay cobertura internacional, ni radares diplomáticos.
Solo hay silencio… y un pueblo que resiste sin reflectores.

Nos estamos acostumbrando a la desgracia como si fuera paisaje.
A los muertos sin nombre.
A las promesas sin cumplimiento.
A las palabras sin alma.

Pero la dignidad no es negociable.
La memoria no es olvido.
Y la justicia no se pide: se exige.

No podemos esperar que otros vengan a salvarnos.
No habrá redención si seguimos normalizando la mentira.
No habrá justicia si seguimos delegando el coraje.

O despertamos ahora, o despertaremos en ruinas.
O alzamos la voz, o nos entierran en el mutismo.
O hacemos temblar las estructuras, o ellas terminarán por aplastarnos.

Escribo porque gritar ya no basta.
Escribo porque alguien tiene que nombrar lo que otros callan.
Porque si la palabra aún puede doler, entonces todavía puede despertar.

Y si no somos nosotros, ¿quién?
Y si no es aquí, ¿dónde?
Y si no es ahora… ¿cuándo?

✍️
Victoria Aburto
Periodista | Comunicadora crítica | Voz incómoda de la justicia social
Desde El Carmen Tequexquitla, Tlaxcala

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