Ocurrencias

Ocurrencias

Es neta, aunque usted no lo crea, vaya ocurrencias, puntadas o cómo le llamaría usted a la propuesta del presidente López Obrador, de solicitar a los cinco hombres más ricos del país, opinar sobre el tan llevado y traído tema de la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.

Y sabe por qué, ahhhh pues por el simple hecho que el Consejo Coordinador Empresarial pidió a las autoridades electorales repartir de “manera justa y equitativa” las diputaciones plurinominales. Vaya vacilada la del inquilino de Palacio Nacional. Sigue viviendo en su imaginación del NO PASA…NADA en el país.

Es más, le instruyó a la próxima dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, actual secretaria de Gobernación, que explicará de manera detallada lo que dice la Constitución Política acerca de la sobrerrepresentación.

Por cierto, el diputado de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, le corrigió la plana a la nobel secretaria, al detallar que se saltó numerales del artículo 54, y nunca mencionó la fracción 1, que dice: 

“I. Un partido político, para obtener el registro de sus listas regionales, deberá acreditar que participa con candidatos a diputados por mayoría relativa en por lo menos doscientos distritos uninominales”. Dirían en mi barrio, pónganse chingón, porque p…. no me sirve y lo pillan en la desinformación, pero esa es otra historia.

El que le respondió en fa, fue el dueño de Elektra y TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, quien, con su característica ironía, le dijo: “Estimado Presidente @lopezobrador de verdad, respetados y escuchados los empresarios? ¡Por favor! Seamos serios”. Uffff y recontra ufffff, qué madriza.

SIN PRUEBAS

Pues qué les cuento, que el senador reelecto de Morena por Guerrero, Félix Salgado Macedonio, ándele, ese mero, al que le gusta la pachanga y le tira a todo lo que se mueve, sin pruebas de por medio y sin calidad moral, se pronunció por someter a juicio político a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña.

Vaya cinismo, a él lo sobreprotegieron y hasta le perdonaron un desafuero, tras las acusaciones de abuso sexual que denunció una empleada de La Jornada de Guerrero, medio del que fue propietario. Allá hasta lo conocen como el Juan Camaney, ese que decía “Bailo tango, masco chicle, pego duro y tengo viejas de a montón ¡Tururú! ¿Vas a querer o no?”.

Y sin pruebas, como suele acusar el guerrerense, sostuvo que la ministra organizó el paro laboral de los Trabajadores del Poder Judicial de la Federación. Vaya descaro del legislador de Morena al demandar que se le aplique la ley, que él como servidor público y legislador ha violentado durante su carrera política: la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos.

Basta recordarle el número que hizo en diciembre del año dos mil, cuando en total estado de ebriedad agredió un policía de la Ciudad de México. En aquel entonces era diputado federal del PRD, partido que le dio todo y abandonó para sumarse a las filas de Morena.

Bueno, ha llegado a la desvergüenza de reconocer lleno de orgullo que “la fama es mala, muy mala: mujeriego, parrandero, jugador, borracho. Todos los vicios de Gabino Barrera y de Simón Blanco me los juntaron. Yo así soy, soy incorregible, soy impredecible, todo lo que digan de mí es cierto”. Quiúboles, y se da sus golpes de pecho, chale. Qué patético.

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