“¡Sin prisa, pero sin pausa!”
Por Alejandro Ruiz Robles
Espejeando por el sendero.
Año con año, siempre en estas fechas nos gana la nostalgia por lo vivido, lo obtenido y lo perdido; para los optimistas, la sensación de alegría por lo que viene, para los pesimistas, da igual.
A veces consideramos al fin de año como una estancia temporal para frenar y mirar al retrovisor de nuestro vehículo llamado vida, ver lo que dejamos detrás y evaluar el viaje. La disposición que tengamos para analizar lo vivido nos llevará a entender lo sucedido y asignarle el mérito que corresponda.
Sin duda que el sabor de boca que tengamos dependerá de la satisfacción por el camino recorrido; en el entendido que no se trata sólo de la distancia cubierta sino de las vicisitudes superadas y las metas alcanzadas.
Calificar la travesía de la manera más objetiva nos llevará a entender realmente lo sucedido y estar en posibilidad de seguir mejorando y con ello, evitar cualquier aspecto superfluo, falaz o efímero que sólo nos produzcan distracciones.
¿Cómo te sientes con tu esfuerzo en esta etapa avanzada?
La colación de deseos.
Quizás la última vez que hicimos esta reflexión fue justamente en la pasada época decembrina, en la cual, de lo vivido tomamos la decisión de incursionar en nuevos objetivos con nuevas actitudes y compromisos.
Sea que hayamos hecho o no una lista y atendiendo a lo envalentonado que pudiéramos o no estar, lo cierto es que señalamos una serie de acciones a emprender con el firme compromiso de enriquecer nuestra realidad.
Ya fuera con bienes materiales, dones espirituales o cálidos sentimientos, la idea de que éstos nos premiaran y se hicieran presentes en nuestra realidad mediata, era motivo de alegría.
Si hay algo que siempre nos llena de positivismo son los inicios, que no necesariamente toman en cuenta los resultados alcanzados en los cierres de ciclos inmediatos.
La varita mágica del optimismo se pone de manifiesto con la esencia de la Navidad y el encanto de concluir un año; en el entendido que los nuevos doce meses nos dan la sensación de que todo, absolutamente todo, es posible.
¿Te comprometes a cumplir tus deseos o sólo te gusta considerarlos?
La presa se expresa.
Es común que al pensar en lo sucedido o bien, en las metas no alcanzadas, busquemos excusas antes que razones para tal situación; en el entendido que es más fácil hallar culpables que afrontar responsabilidades.
En ese contexto, de repente nos convertimos en esclavos de nuestros dichos que expresamos e indiferentes antes los hechos que no consumamos y como consecuencia de ello, rogamos para que en el futuro la suerte nos sonría sin que haya compromiso con realmente actuar para alcanzar lo planeado.
Llega tanto el peso del pasado que nos convertimos en su presa y nos encerramos en lo que no fue y en respuestas al porque no lo logramos y con ello, creamos un círculo vicioso, no sólo porque ya no pasará lo que debió pasar sino que esto seguirá presente y será redundante hasta que con nuestras reales acciones lo cambiemos.
Es decir, si el pasado ya paso … ¿para qué seguimos justificando lo que no hicimos?
El encanto de la navidad.
Si ya hemos dicho que esta temporada es mágica … ¿cuál es la razón para no cargarnos de energía positiva y colocar los cimientos para construir con hechos todas y cada una de nuestras metas?
Con tanto sentimiento de amor, amistad y afecto en general, circulando por el ambiente con motivo de las distintas celebraciones religiosas, es lógico que debemos encontrar mil y un detalles para llenarnos de emociones como seres humanos y con ello, eliminar cualquier tipo de vibra negativa de cara a afrontar todos y cada uno de los retos que se presenten en aras de alcanzar nuestras metas.
Alguna vez me comentaron que lo importante de la navidad además de la grata celebración cristiana, era la oportunidad de perdonar las ofensas y expresar el amor incondicional a quienes nos importan, con la esperanza no sólo de ser correspondidos sino de construir en base a éste una relación acorde a nuestros principios.
Tomo esto como base y por ello, me gusta el encanto de esta fecha … ¿o tú consideras que podría tener otro significado?
El pesebre que yo veo.
De la lectura de los textos de San Lucas y San Mateo encontramos la manera en que José, María, el arcángel Gabriel, estaban presentes en la venida del hijo de Dios, rodeados de la vaca y la mula. Más tarde se harían presentes los Tres Reyes Magos de Oriente.
Basta con sólo imaginarlo para encontrar la grandeza que representa ese momento para quienes comparten esa fe. La dicha plena de un hijo con sus padres y la confianza infinita de los padres en que todo estará bien para su vástago. ¡Simplemente hermoso!
Si ese nacimiento representa tanta esperanza en tan sólo unas horas de una noche, ¿cuál es la razón para no conservar dicha esperanza en nuestra esencia?
Realmente, esos instantes especiales pueden durar en nosotros el tiempo que queramos; cada uno podrá invocarla cuando así lo requiera y durará hasta en tanto la necesite.
Si en nosotros está vivir ese anhelo de paz, tranquilidad y optimismo en que todo estará bien, vivamos entonces ese sentido de navidad … ¿estás de acuerdo?
Lo que hay en todos.
Si es cierto lo que dicen los papás en el sentido de que “un hijo es la máxima expresión de amor en las parejas” entonces, al ser todos hijos debiéramos entender que nuestro principio y meta es el amor y vivir en función de ello. No hay razón para perder el camino ni para distraerse en otros sentimientos que nos aparten de nuestra esencia.
Asimismo, siempre he escuchado que “no hay impulso más grande que el que nace del corazón”, atendiendo a este como la fuente inagotable del amor; entonces, hagamos de este el motor de nuestro actuar.
Es decir, si somos seres de amor y este nos lleva a alcanzar nuestras metas … ¿por qué comentemos el error de prescindir de él en la mayor parte de nuestros días?
Si la magia de la Navidad está en recordar su importancia, con la esperanza de que no falte en nuestros próximos trescientos sesenta y cuatro días … ¡bendita sea esta época del año!
Y a todo esto … ¿estás dispuesto a que la Navidad viva en tu corazón?
¡Yo escribo mi historia!
¿Te das cuenta de algo?, con tan grande motivación … ¿quién te puede parar?
Así como los griegos escribían de los héroes y sus odiseas, también nosotros podemos convertir nuestros días en capítulos para plasmar grandes epopeyas que conviertan nuestras vidas en novelas de éxito.
No hay mayor calificación para una obra que ser considerada un “best-seller” o “blockbuster” (mejor vendido / éxito de taquilla); en consecuencia, hagamos de esa calidad nuestra vida.
Llámale “Januka”, “Navidad” o de cualquier otra manera, sean figuras de yeso en un pesebre, piñatas o árboles en casa; HOY tienes todo para llenarte de felicidad … ¡no lo pierdas!
Llénate de lo mejor para hacer tu camino de esa manera; no hay sitio para excusas y lo más importante … ¡Tómate tu tiempo! … ¡Sin prisa! … ¡Sin pausa! … ¡Ten presente que es ahora el momento de dar a tu historia la mejor versión de ti!
¿ESTÁS LISTO PARA BRILLAR CON TU PROPIA LUZ?
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