Con documental y serie sobre Joyas de Oaxaca, Alejandra Robles reafirma su orgullo por ser afro
Tras muchos años sin volver a casa, Alejandra Robles se quebró y le escurrió la nostalgia. Parada en la playa Marinero, frente al mar de Puerto Escondido, a esta mujer afrodescendiente le llegaron los recuerdos de una infancia de carencias, pero también del camino recorrido durante 15 años como cantante. Fue entonces que La Morena, como la llaman en los escenarios, se dejó llevar por el llanto.
Esta escena es parte de lo que Alejandra Robles comparte en su participación en el documental Los hijos de la Costa, del cineasta Bruno Bancalari, que narra la historia de vida de seis músicos afro de la Costa de Oaxaca.
Dentro de los elegidos, Alejandra es tanto la única mujer, como la única que decidió salir de la región para llevar su propuesta como a otras latitudes. Por eso, cuenta, para ella volver al hogar le fue tan emotivo.“Me siento afortunada de regresar a mi casa, de hablar frente al mar y con mi familia. No había regresado en mucho tiempo. Los realizadores me dijeron que yo fui la única que se movió, que está fuera de su comunidad y por tanto regresa, por eso me siento orgullosa de ser parte de ellos”.
Alejandra Robles se define como una cantante afromexicana que fusiona el sentimiento de su herencia negra con los ritmos caribeños, por lo que su música va desde los boleros, hasta la bachata, la cumbia, la salsa y hasta el son cubano.
Gracias a esta versatilidad a lo largo de su carrera ha compartido escenario con figuras internacionales como Concha Buika, Martirio, Lila Downs, Tania Libertad, Filipa Giordano, Toto “La Momposina”, La Santa Cecilia, Oumou Sangare, Regina Orozco, y muchos otros.
La cantante explica que tras todo ese recorrido su emoción por participar en este largometraje documental que cuenta con apoyo del Fondo Nacional de Creadores (Fonca), y cuyo realizador ha sido premiado con el Grammy, radica en la oportunidad de reivindicarse como afrodescendiente, como una de las primeras voces de los pueblos negros que ha luchado para visibilizarlos.
“Es bien complejo, por el mismo hecho de haberme ido. Tal vez no me consideran tan afromexicana por el hecho de que me fui, pero volver es decir: ‘Sí, lo soy’. Tal vez no me ven todo el tiempo en las comunidades, pero soy afrodescendiente. Eso es lo más importante para mí”.
La trayectoria de Alejandra no deja lugar a dudas. Desde hace 15 años la cantante ha dedicado su música a difundir la importancia de los pueblos negros para la cultura y la construcción de México como país.
Es por ello que está convencida de que, desde hace al menos cinco años, se ha comenzado un cambio en la percepción de las personas sobre los pueblos afro, que incluye un mayor interés sobre ellos y el reconocimiento de la negritud de personajes históricos como Vicente Guerrero y Álvaro Carrillo; sin embargo, lamenta, esto no ha cambiado la marginación en la que viven.
“Los afro somos los más marginados en todos los sentidos, en oferta cultural, servicios básicos, en educación, en salud. En ese sentido no ha habido ningún cambio”, agrega.
Fue por esa razón que compartir su historia de vida en el documental, explica, la hizo sentir tan vulnerable.
“Hubo mucha carencia emocional y económica en mi niñez, eso me hizo recordar de dónde vengo y los logros que he tenido, que para mí son grandes, porque no tengo una disquera, porque soy independiente”.
Alejandra Robles está convencida que su camino en la música debe seguir la ruta de los ritmos caribeños y costeños de Oaxaca, pues afirma que prefiere la sonoridad tradicional a seguir la parte comercial.
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