Emite el agro exceso de gases de efecto invernadero en el Estado de México
El sector agrícola en México contribuye con 14.6 por ciento de los gases de efecto invernadero que emite el país, por encima del promedio de las economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y su efecto ambiental prácticamente cuadruplica la participación de esta actividad al producto interno bruto (PIB) nacional.
Al mismo tiempo, la demanda de agua que supera la cantidad disponible del líquido, indicador conocido como estrés hídrico, también está “muy por encima” de otras economías que pertenecen a la OCDE; esto en gran parte es responsabilidad de la agricultura, dado que de cada cuatro litros que se extraen del bien público, tres van a los campos de siembra, reporta la organización.
En el informe Seguimiento y evaluación de la política agrícola 2022, la OCDE hace un recuento de las políticas puestas en práctica en apoyo al sector primario, de cómo se duplicaron durante la pandemia, de los efectos ambientales que esta actividad tiene y de su peso en el mercado laboral frente a la baja productividad que reporta.
La organización exhibe que la contribución de la agricultura al PIB nacional aumentó ligeramente desde 2000 hasta ubicarse alrededor de 3.4 por ciento, la cifra más reciente. No obstante, su participación en el empleo sigue siendo alta –alrededor de 12 por ciento de los ocupados–, “lo que indica que la productividad laboral en el sector está muy por debajo de la de otros”.
La OCDE da cuenta de que en medio de la crisis por la pandemia de covid, los apoyos al campo se duplicaron, pero no necesariamente promueven una mayor productividad; representaron 0.6 por ciento del PIB entre 2019 y 2021, pero dos terceras partes de ese monto van a transferencias y programas que generan distorsiones en la producción y mercados.
Incrementa el estrés hídrico
La organización reconoce que Producción para el Bienestar, el Programa de Fertilizantes, así como Sembrando Vida, dirigidos a pequeños agricultores, son esquemas “plausibles”, pero requieren mejoras para garantizar sus objetivos. En el caso del último, para evitar que se deforesten parcelas por potenciales beneficiarios, podrían considerarse subsidios paralelos a los servicios ambientales, recomienda la OCDE.
Más allá de las políticas de apoyo al campo, la organización destaca los efectos ambientales de la agricultura en México y su costo para los recursos naturales del país. La actividad económica no representa ni 4 por ciento del PIB nacional, pero acapara 75.7 por ciento de las extracciones de agua, por encima del 43.7 por ciento que es promedio en los países de la organización.
Si bien esa cifra marca una baja respecto al 82 por ciento registrado en 2000 (el promedio de la OCDE era de 46.3 por ciento), los recursos cada vez son menos, así que el estrés hídrico pasó de 15.6 por ciento a 19.8 por ciento en dos décadas en México, mientras en el promedio de la organización se redujo de 9.7 a 8.6 por ciento.
Además el sector agrícola en México contribuye con 14.6 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras en el promedio de la OCDE es de 9.7 por ciento. Ambos efectos dan sostén al comercio agroalimentario, el cuál representa 8.5 por ciento de las exportaciones totales del país.
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