Visita Bernal, Tequisquiapan y Cavas Freixenet en Querétaro
Por: Laura Sánchez Jaramillo
Querétaro se encuentra a tan sólo un par de horas de la Ciudad de México, colindando al norte con San Luis Potosí y al Oeste con Guanajuato, siendo este un estado del país lleno de riqueza cultural y folklore, plasmados en sus jardines, calles, teatros, arenas, mercados y restaurantes. Para los queretanos su estilo de vida atesora sus tradiciones, lo que permite a los turistas disfrutar de una experiencia única al visitarlos.
Para continuar conociendo Querétaro, mágico por su belleza y construcciones entre vivos colores, se debe hacer mención de Bernal, cuya palabra proviene de origen árabe y significa peñasco, correctamente dicho ya que este pueblo alberga al tercer monolito más grande del mundo, después del peñón de Gibraltar y el Pan de Azúcar de Brasil. La peña es un símbolo cósmico de ceremonias antiguas, en el que algún día se escuchó a los huehuetls tamborilear, entre las esencias de las hierbas que llenan el ambiente con olor a tierra, aperturando un místico ambiente para que los viajeros conecten de manera profunda con su entorno natural a través de sus sentidos.
La cocina local ofrece gorditas martajadas con migajas rellenas de carne de cerdo frita, gorditas de maíz quebrado acompañadas de salsa de molcajete, barbacoa de borrego o res, chicharrones de res, consomé y el famoso menudo. Aunque en lo que destaca Bernal comienza en los sabores dulces como lo son: Las natillas y chiclosos de leche de cabra y la tradicional nieve de guamichi que son elaboradas artesanalmente y son tradición del pueblo. Una vez que se tiene el estómago satisfecho y el alma en plenitud con la naturaleza, se recomienda realizar una visita por “El Castillo” un antiguo presidio de arquitectura tipo virreinal construido en el siglo XVII y actualmente sede del palacio municipal y el Templo de San Sebastián Mártir edificado a inicios de 1700.
Como punto clímax en la experiencia de conocer estos rincones mágicos de Querétaro, se sugiere realizar una visita a Freixenet, en donde se llevan a cabo descensos a 25 metros de profundidad para disfrutar de un recorrido por sus cavas mientras se conoce el proceso de elaboración de los vinos espumosos. Como parte de la historia de este viaje es preciso señalar que en los años setenta, este Grupo apostó por el estado de Querétaro al ser una zona con un microclima ideal para elaborar vinos, allí adquirió los terrenos donde se ubica la Finca Sala Vivé y los viñedos propios. Actualmente, Cavas Freixenet México es una de las mayores empresas exportadoras de vinos mexicanos, realizando una admirable labor cultural a través de sus visitas guiadas y eventos.
Por último en el itinerario de esta aventura se encuentra Tequisquiapan, otro de los pueblos mágicos que entre sus plazuelas con una sugestiva proyección virreinal, posee un espléndido mercado artesanal y la magnífica parroquia de Santa María de Asunción, además de ser sede de la Feria del Queso y el Vino, un tradicional festival en donde se exponen los mejores productos vinícolas y los más deliciosos quesos elaborados en tierras queretanas.
Los platillos típicos de Tequisquiapan son la barbacoa de chivo, consomé, menudo, la sangre guisada, mole, carnitas de cerdo, chicharrón, tostadas de maíz quebrado y las tradicionales tortillas de diferentes colores imprescindibles en las celebraciones y fiestas. Los dulces típicos son las charamuscas, los dulces de leche y las pepitorias. El pulque, así como en otros municipios, es característico de Tequisquiapan tomando como referencia única el sabor de sus curados de tuna.
Con esta información es posible realizar un viaje que cautive los sentidos y el lado más natural dentro del espíritu de cualquier viajero decidido por aventurarse en tierras queretanas, capturando lo mejor de su gastronomía y la variedad cultural que apertura a sus visitantes nacionales y extranjeros.
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