Un honor haber captado con mi cámara, muchas páginas de la historia universal: Armando Camarena Ibarra
-Viaje a la Conciencia de-
Por Edmundo Cázarez C
-Tercera y última parte-
(Primera Entrega)
Sin lugar a dudas, Armando Camarena Ibarra, es un hombre que nació para triunfar. A lo Mero Macho, un auténtico Gladiador de las batallas por la supervivencia. A su muy corta edad, la vida le enseñó, de la manera más cruel, que no todo era color de rosa, con una escena impactante, al descubrir a su papá… ¡sin vida!! y en la intimidad de su hogar. Luego, en la etapa juvenil, no obstante haber logrado una óptima preparación, gracias a su juventud, talento y entrega, personas nefastas se encargaron de frustrar sus sueños de convertirse en un gran futbolista profesional.
“Caminante no hay camino… se hace camino al andar”, reza un fragmento de la hermosa poesía “Cantares” de la autoría del célebre argentino Antonio Machado, y que, en voz de Joan Manuel Serrat, se convirtió en un éxito mundial, dicha poesía, tal parece adaptarse a la perfección, para este humilde reportero, al tratar de describir las memorias de un destacadísimo camarógrafo de noticias, pero, sobre todo, un ser humano excepcional.
Como si se tratara de un niño con juguete nuevo, Armando “El Camarón” Camarena, no puede ocultar su enorme satisfacción, alegría y un sobrado orgullo de poder publicar su primer libro “MI VIDA A TRAVES DE UN LENTE”, (Editorial Resistencia), con un interesante prólogo del también destacado comunicador Abraham Zabludovsky, confesando que, para lograr su “sueño”, utilizó todos los recursos económicos que percibió de su liquidación de poco más de 45 años como empleado de Televisa.
Al cuestionarle el porqué, había decidido escribir un libro acerca de sus experiencias como camarógrafo de noticias, simplemente, me dijo: “No solo traté de plasmar las imágenes capturadas con la lente de mi inseparable cámara, sino que, describo la tristeza que me embargaba documentar conflictos y desastres naturales, pero, también, la enorme alegría de ser testigo de momentos de resiliencia y esperanza en un gran país llamado MÉXICO, y para mí, es un gran honor haber captado, con mi cámara, páginas de la historia universal”
Indiscutiblemente, Armando Camarena es un gran e intachable ciudadano, un orgulloso mexicano que ama la tierra que lo vio nacer. Un leal y franco amigo, pero, sobre todo, un exitoso camarógrafo de noticias que supo labrar un fabuloso camino al andar. En esta tercera y última parte de la entrevista que concedió a MISIÓN POLÍTICA, abre su corazón y nos comparte infinidad de fabulosas anécdotas y experiencias que le ha tocado vivir a lo largo de sus 73 años de vida, como lo es, vencer una temible aterosclerosis diabética que lo tuvo al borde la muerte y que, afortunadamente, poco a poco ha logrado superarla.
Un hombre profundamente agradecido con Dios y con la vida misma, viviendo a plenitud el amor que le inyectan sus tres hijos y dos nietas, así como el cariño que le prodigan infinidad de amigos que supo cultivar. Con enorme alegría expresa: “No hay día en que no reciba la visita de grandes amigos, así es que, mi casa siempre está llena de personas que me manifiestan su confianza… ¡Que más le puedo pedir a la vida!!!”
-¿A tu salida del América, pensaste que el mundo se te acababa?
-No, fíjate que no. Y te digo que no, porque trataron de contratarme para un equipo de futbol en San Luis Potosí…
-…Y luego… ¿Te creías la última Coca Cola en el desierto y no te llegaron al precio?
-No, no era eso, sino que estaba mucho muy enamorado de mi querida Marisela, andaba todo emocionado en que nos íbamos a casar. Así es que decidí ya no jugar futbol
-¿Se te acabó el amor por el deporte?
-No, no se acaba el amor por el deporte, pero las ganas de estar batallando con gente tan nefasta como era Eldemiro Arnauda, mi entrenador… ¡se esfumaban!!
-A lo Mero Macho... ¿Qué te producía más placer, meter un gol o hacer el amor con tu novia?
-Antes de responder, permanece en silencio, me observa detenidamente una y otra vez…. Se rasca la frente con su mano derecha. Toma aire y exclama:
-¡Vaya pregunta!! No lo sé…
-Ahora resulta….
-¡Espérame tantito!!, te confieso que jamás, lo que se dice jamás, tuve relaciones sexuales, mucho menos, había hecho el amor cuando estaba jugando futbol…
-¿Neta?... ¿Te habías mantenido “virgencito” durante todo ese tiempo…?
-Pues, aunque no me lo creas, logré tener relaciones sexuales hasta que me casé con mi adorada esposa. ¡Así fue!!
-Eras un puberto lleno de energía, además, te sobraban chamacas que te ayudaran a desarrollarte como hombre…
-Lo sabía perfectamente, pero me dedique en cuerpo y alma a jugar futbol. La verdad es que, habiendo tenido el ejemplo de mis hermanos y la manera en que se desenvolvían para ser boxeadores profesionales…
-Pero lo tuyo…. ¡era el futbol!!
-¡Exacto!!, nada tenía que ver el futbol con el boxeo. Quizás, la intensidad de los entrenamientos pudiera haber sido la misma, hacer mucha condición física y lograr una buena preparación.
-¿Bueno, en el futbol, no hay tanta masacre física como en el box…
-En eso estoy totalmente de acuerdo contigo, nada tiene que ver el box con el futbol, aunque el rigor de los entrenamientos pudiera ser el mismo, lograr mucha condición física.
-¿Pero, si tú, eras requeté bueno para “los moquetes” en la secundaria y prepa…
-Pues, es por eso que te lo digo, no es nada fácil dejar que te golpeen. Ya no quería seguir jugando futbol…
-…Insisto, ¿Por qué?
-Porque estaba a punto de cumplir 21 años de edad y en mi mente, el único pensamiento era formar un hogar…
-¿Ya le metías a las chelas y al cigarro?
-¡No!!, jamás fumé, creo que, en toda mi vida, me he tomado una o dos cervezas. Hasta en mi casa me hacían bromas…
-A lo Mero macho, ¿No sabes lo que es agarrar una “señora peda”?
-No. Mi único vicio era tomar licuados de frutas o de chocolate. Creo que siempre he sido muy sano…
-Cuando te llega el amor… ¡zaz!!, te cambia todo ¿Cómo conociste a Marisela?
-Ja, ja, ja, fue algo mucho muy simpático, porque la conocí cuando jugaba futbol…
-… ¿No que no te llamaban la atención las niñas, en esa etapa?
-No es que no me llamaran la atención, sino que no quería tener ningún tipo de compromisos de noviazgos… ¡Claro que me gustaban las muchachas…!!
-Bueno, todas las preferencias sexuales son muy respetables…
-Sin lugar a didas, pero si me quieres dar entender ¿si tenia otras preferencias?... ¡No, la verdad es que no!! Simplemente, te repito, no quería comprometerme con nadie, porque quería prepararme al ciento por ciento en el futbol, además, recuerda que te conté que una semana jugaba aquí en la Ciudad de México y la otra, estábamos en el interior del país…
-¿Pero cómo estuvo ese “click” con Marisela?
-En una tarde de esas, iba con mis amigos a comprar algo a una tienda de la esquina, uno de ellos, iba acompañado por dos chicas y me dice… ¡Hazme el “cuatro” güey!!
-¿Cuál fue tu reacción?
-Cuando la vi, sin dudarlo le respondí… ¡Claro que te acompaño!!
-¿Amor a primera vista?
-Empezamos a caminar e intercambiar algunas palabras…
-¿De qué hablaban?
-¡Oye Adrián, ¿tu abuelo tomó cursos de detective? Ja, ja... ¡todo quieres saber!!
-¡Claro, a eso venimos…!! Bueno, ¿de qué hablaban, de futbol?
-La verdad es que, ella, -Marisela-, no se dejaba impresionar mucho por alguien que empezaba su carrera o pretendía ser futbolista…
-¡Que aburrido…!! ¿no?
-Sí, para que te digo que no. Me empieza a contar que le gustaba mucho el cine y leer libros. Así nos fuimos platicando desde la avenida Aviación Civil hasta una cafetería que es un avión en el boulevard aeropuerto…
-¿Cupido había cumplido con su cometido?
-Ja, ja, ja… ¡No lo sé!!, pero nos regresamos de la misma manera, caminando y platicando pero con la sorpresa que, al dejarlas en su casa… ¡ya éramos novios!!
-¿Así de rápido?
-¡Así de fácil…!!
-Pero… ¿Quién enamoró a quién?
-Creo que fue ella a mí, porque me dejó impresionado con su forma de ser. Lo que más me gustaba de ella, es que tenia su cabello hasta la cintura, se veía hermosa. Sumamente delgadita, además, ambos, teníamos 18 años de edad…
-¿Cuánto tiempo duraron de novios?
-Mucho, pero mucho tiempo, hasta mis hermanos me decían… ¡Cabrón, ya cásate, en lugar de tener hijos van a tener nietos!! Es que no nos veíamos muy seguido, solamente los sábados o domingos… y un ratito
-¿Y luego?
-Cuando dejé el futbol, comencé ir por ella a su trabajo en Compañía Operadora de Teatros, haciendo la programación de todos los cines de la Ciudad de México, además de ser la programadora, también era la secretaria de un señor de origen español, Enrique Cereso, un refugiado que había llegado a México, quien, por cierto, traía un cigarro metido en la boca todo el santo día.
-No te podías quejar, tenías aseguradas tus entradas gratis al cine…
-Así fue como empecé a ver muchas películas…
-¿Cuál fue esa primera película que vieron juntos, ese par de “pichoncitos”?
-Jamás se me va olvidar, era la película “Una ciudad sin nombre” con Clint Eastwood
-¿Cuáles eran tus preferidas?
-Todas las de guerra, hasta le pedía que me consiguiera entradas para ir a verlas.
-¿Quién compraba las palomitas y refrescos?
-Ella, porque ya había dejado el futbol y no tenía ingresos
-¿En dónde quedaban de verse?
-En la fuente de la Plaza de Santo Domingo, a las cuatro de la tarde y aunque fueran las seis, las siete o las ocho de la noche, por cuestiones de su trabajo, ahí la esperaba fielmente. Nunca nos recriminamos esas tardanzas porque sabíamos que era cuestión de trabajo
-¿Ya comenzaban a planear la llegada de un bebé?
-¡Para nada!!...
-¿Nada de nada, hasta que se casaran?
-Respondiendo la pregunta su esposa me dice: “Era parte de nuestra educación y de acuerdo a nuestra religión. Respetamos las ideas de nuestros padres, la educación que nos habían dado así era” Nos conocimos un 12 de octubre de 1968 y nos casamos un 3 de mayo de 1974.
-Ya que mencionas el 68… ¿Cómo lo viviste?
-De lejitos, porque ya estaba encuadrado entrenando en el América. Solamente me tocó ver algunas manifestaciones de los estudiantes en la Alameda Central. Eso, por una parte…
-¿Y por la otra parte?
-Lo viví muy cercano porque uno de mis hermanos estaba estudiando en la ESIME del IPN, vaya que él, sí participó muchísimo en el movimiento con el Comité Central de Huelga. En alguna vez, le descubrimos una credencial del IPN en donde lo tenían clasificado como integrante del Centro de Contraespionaje
-¿Tuvo algunos problemas, vamos, que lo hayan detenido o algo así?
-No, gracias Dios, le fue muy bien en ese sentido. Tiempo después, él mismo se dio cuenta que a algunos compañeros les iba muy bien económicamente y nos explicaba el porqué de esa fugaz fortuna
-¿Después del futbol, la vida se te acababa?
-No, no se me acabó la vida porque de inmediato me metí a trabajar. Recuerda que provengo de una familia de condición muy humilde, y en esas familias, el que no estudia, trabaja. Ya no jugaba futbol ni tampoco estaba estudiando, me meto a trabajar en una compañía urbanizadora que se llamaba Uyasa -Urbanizaciones y Asfaltos, Sociedad Anónima-, en donde uno de mis primos era el gerente. Me mandan a trabajar en la zona de Calzada del Hueso, en un fraccionamiento que se llamaba Santa Cecilia.
-¿Cuánto te pagaban?
-El salario mínimo. Mi responsabilidad era cuidar a los obreros y albañiles que hacían las calles, aplanaban, pavimentaban y luego el asfalto.
-¿Tuviste algún problema porque un chamaquito les estuviera supervisando?
-No, fíjate que no, casi todos los albañiles y obreros procedían de provincia, quizás, pensaban que era hijo de los directivos. Creo que me gané su confianza porque me ponía a comer con ellos… ¡Se comía delicioso!!, armaban sus piedras y encendían sus pequeñas fogatas para calentar la comida.
-¿Les rechazabas un trago de sus caguamas?
-Nunca bebí cerveza, te repito, quizás, hasta pensaban que era hijo de los dueños de la empresa. El ingeniero responsable de la obra, Luis Maciel, con frecuencia, nos invitaba a comer en el famosísimo restaurante Arroyo. Me acuerdo que siempre compraban una botella de ron, de brandy y hasta tequila…. Mmm, se me hace agua la boca al recordar los tacos de carnitas y chicharrón con guacamole.
-¿Cuánto te pagaban ahí?
-Creo que 90 pesos diarios, nos pagaban todos los jueves, pero de aquellos 90 pesos. Era un muy buen sueldo, te estoy hablando de principios de 1970. Ese ingeniero me estimaba mucho…
-¿Empezaste ahorrar para tu boda?
-No, nunca he sabido ahorrar, hasta la fecha…
-¿Qué hacías con ese dinero?
-Me acuerdo que la primera vez que me pagaron un tiempo extra, me fui corriendo a las tiendas Viana para comprarle un sillín reclinable a mi mamá. A la siguiente semana, le compré un relojito. A mis hermanos les compraba pantalones “acampanados” porque ya no tenían
-¿Te estabas convirtiendo en una especie de papá?
-¡No!!, eso mismo me lo habían hecho mis hermanos mayores. Todo lo que hacia con mis hermanos menores era replicar lo que yo había recibido antes. Una solidaridad, darles apoyo y cariño de hermanos.
-En esta vida, todo se regresa, tonto lo bueno como lo malo…
-Ya que dices eso, un sábado, el ingeniero Maciel me pide que lo acompañara a Ciudad Deportiva porque iba a jugar su hermano, me da instrucciones que, en mi lugar, se quedara el sobrestante, así le llaman los ingenieros al vigilante de turno.
-¿Y qué sucedió en Ciudad Deportiva?
-Se estaba llevando a cabo un torneo de futbol rápido, se confrontaban 4 equipos en tres partidos. Resulta que, en donde jugaba su hermano iban perdiendo y me piden que me pusiera el uniforme para reforzarlos…
-¿Aceptaste?
-Al principio me negué, poniendo de pretexto que ya hacía mucho tiempo que no jugaba, además, no llevaba ropa ni zapatos de futbol. En menos de cinco minutos, ya tenía un uniforme completo y zapatos. Total, me metí a jugar. El equipo contrario eran los veteranos del Cruz Azul e iban perdiendo 1 – 0, al final… lo ganamos 2-1, con dos goles que metí
-Ahora si que… ¡zapatero a tus zapatos…!!
-Tuvimos que jugar otro partido con otro equipo, que era el equipo de iluminación de Telesistema Mexicano -hoy Televisa-, y les ganamos 3 – 0, y volví a meter los tres goles.
-¿Ahí estaba tu “conecte” e ingreso a la televisión, verdad?
-No cabe duda que eres un sicólogo e inteligente…
-Otra vez con el duelo de halagos ¿qué no entiendes?
-¡Adriancito, hazme el “paro”, ayúdame a tranquilizar a tu abuelo!! -refiriéndose a mi nieto, y añade:- “Casi le atinas, porque todavía faltaba un tercer partido, me piden que jugara otra vez con ellos, pero puse de pretexto que debería regresar a trabajar. Cuando el ingeniero Maciel escucha eso, me dice: “Entra a jugar güey, terminando el partido nos vamos…”
-Tenias todo a tu favor…
-Pues sí, termina el partido 2-0, goles que metí en menos de 20 minutos. Al término del partido, me hacen saber que ese equipo era del noticiero “24 HORAS” de Jacobo Zabludovsky…
-¡Que emoción…!!
-¡Espérate tantito!!, me quedé todo sorprendido porque me entregaron un trofeo como campeón goleador, y otro, para el equipo como campeones del torneo
-¿Y qué hiciste con el trofeo porque no pertenecías al equipo?
-Se lo entregé al hermano del ingeniero, expresándole que ni los conocía. Me pide que, por favor, se lo llevara el lunes siguiente a Televicentro, en la Dirección General de Noticieros y Eventos Especiales de Telesistema Mexicano, en Niños Héroes número 27. Le dije que, sin ningún problema, ahí lo tendría.
-¿Si lo llevaste?
-Al lunes siguiente, al salir de trabajar en la obra de Calzada del Hueso, me fui derechito para Televicentro. Al llegar, en la puerta principal, ya me estaba esperando Fernando Maciel, el hermano de mi jefe, junto con otro joven de nombre Luis Calderón. Hablan con el policía y la recepcionista para que me permitieran el acceso, señalándoles que el licenciado Zabludovsky nos estaba esperando…
-¿En serio?
-Sí, me llevan directo a la oficina del licenciado Zabludovsky…
-¿Qué sentiste estar frente a él?
-Nada, absolutamente nada, porque no lo conocía, ni siquiera sabía quién era él.
-¡No te creo…!!
-Pues debes creerme porque, a mi edad, no veía televisión
-Pero cuéntame, ¿qué sucedió estando con él y qué te dijo Zabludovsky?
-Lo primero que me preguntó, fue que le contara cómo había estado el partido, le dije que la mayoría de los jugadores eran más grandes de edad que yo, y que, casi todos, estaban pasados de peso…
-¿Cómo te comparabas con ellos?, tú, estabas recién salido como jugador profesional…
-Al comentarle que me habían entregado un trofeo como campeón goleador, por haber metido 7 goles, con toda honestidad, le dije: “Licenciado, este trofeo se los quiero dejar a los integrantes del noticiero 24 HORAS, porque yo no soy de aquí”
-¿Qué te respondió?
-Con una cara de sorprendido, me dice ¿Cómo que no eres de aquí? ¿En qué departamento de Telesistema Mexicano trabajas?... Porque yo no te he visto. Le aclaré que no trabajaba en Telesistema Mexicano. En eso, Fernando Maciel le refuta… “Licenciado, ya pronto empezará trabajar aquí con nosotros, ya hablé con el jefe de edición y le va a dar una oportunidad” De inmediato, el rostro del licenciado Zabludovsky cambia por completo y expresa… “Ah, qué bueno, me da mucho gusto”
-¿Tu ya sabías eso?
-¡Para nada!!, yo también estaba todo sorprendido. Me acuerdo perfectamente que el licenciado Zabludovsky se levantó de su escritorio, me abraza efusivamente y todavía me dice: “Ojalá que trabajes con nosotros porque necesitamos goleadores”. Me despido de él y me voy para mi trabajo.
-Dice el refrán que, cuando una puerta se cierra, otra se abre…
-En efecto, unos días después, me llama el hermano del ingeniero Maciel y me pide que me presentara el lunes siguiente en Televicentro, porque ya iba a trabajar con ellos. Creo que fue a finales de abril o mayo de 1972.
-¿Como empezaste a trabajar en Telesistema Mexicano?
-Como simple “meritorio”, durante medio año y sin recibir ni un solo peso. Aprendiendo la edición…
-¿Y cómo le hacías para los pasajes y tus comidas?
-Para los pasajes, contaban con el apoyo de mis hermanos. Mis tres alimentos, me los proporcionaban en el comedor de Telesistema Mexicano.
-¿Te resultaba gratificante trabajar en Telesistema Mexicano y al lado de Jacobo Zabludovsky?
-Déjame aclararte que, en un inicio, no pertenecía a la planta laboral de Telesistema Mexicano sino al equipo de producción del noticiero 24 HORAS…
-Vaya que eres un afortunado y la vida te ha sonreído siempre…
-Bendito Dios, ahí, conocí a muchísima gente
-Aparte de Zabludovsky, ¿quién fue esa primera persona que te dio un apretón de manos en 24 HORAS y te arropaba?
-Todos los compañeros de edición, empezando por Fernando Maciel quien me había invitado a jugar, pero yo, era un chavito de tan solo 17 años. Luego, Antonio Bustamante se convirtió en algo así como mi hermano adoptivo, era sumamente amable y generoso conmigo. Tampoco puedo olvidar al jefe Salas, quien se encargó de abrirme la puerta y depositar toda su confianza en mí. Jesús Badillo, don David Medina – a quien le decían “el tabique”-
-…Era un mundo nuevo para ti…
-Empecé aprender muchas cosas con todos ellos, manipular y saber cortar escenas que no servían para volver a pegar la pegar película de 16 milímetros, con la que los reporteros, y los camarógrafos elaboraban sus notas, la famosa película Kodak Extra Chrome.
-¿Cuánto tiempo duraste en el departamento de edición de 24 HORAS?
-Hasta el 8 de enero de 1973, cuando me llaman para que firmara mi contrato de planta, pero ya era Televisa, cuando se fusionan Televisión Independiente de México Canal 8 -TIM- con Telesistema Mexicano y comienzo como un trabajador formal de Televisa.
-¿Seguías siendo inquieto e irreverente?
-Ja, ja, ja, mira, quién lo dice... ¡Tú, no cantas nada mal las rancheras…!!
-Va, que va, el que se ríe, se lleva ehh…
-No lo tomes a mal, te lo digo en buen plan, eres muy irreverente y le caes a toda
madre a todo el mundo… ¡te das a querer por tus entrevistas y forma de ser!!
-Adrián, ya vámonos, este señor sigue con sus halagos…
-¡Tranquilo abuelo, no te azotes!!, el señor está en lo cierto, yo, porque soy tu nieto, no te lo voy a estar diciendo cada rato, pero hay mucha gente que te quiere, respeta y admira tu trabajo…
-¡Bah!!, ahora resulta que se ponen de acuerdo…
-Gracias Adriancito, qué bueno que viniste y me ayudes a calmar a tu abuelo…
-Bueno antes que me vaya y retomando la plática… todo se iba acomodando en tu destino al ingresar a Televisa…
-¡Sí!!, qué bueno que lo digas de ese modo, también creo que los tiempos de Dios son perfectos. Pienso que el destino de cada uno, cumple al pie de la letra con lo que se tiene planeado para cada quien, es decir, si tiras una piedra y no pasa nada, pero cuatro años después descubres que esa misma piedra causó un efecto, está intrínsicamente adherida a ti.
-¿Un bumerang de la vida?
-¡Exacto!!, se te regresa para bien o para mal, todo, pero todo, surte su efecto, todo depende de la intención con la que la hayas lanzado
-¿Qué duele más, brindar una ayuda o que no te lo agradezcan?
-¡Vaya pregunta!! Mira mi querido Edmundo, no es que yo haya ayudado a mis hermanitos -Súbitamente, se agacha un poco, se lleva las palmas de su mano a la cara, me percato que hace esfuerzos por esconder las lágrimas, le pregunto si se siente bien y me dice-: “Hace unos cuantos días, vino a visitarme uno de mis hermanos y me sorprendió al traerme una chamarra, sin que fuera mi cumpleaños ni nada. ¡Eso, es amor!!
-Te pregunté: ¿Qué duele más, dar o que no te lo agradezcan?
-Te respondo con esto… ¡Que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda!! Una frase muy sabia, que repetía mucho mi madre, de ella lo aprendí
-¿Cuál fue la primera orden de rabajo que te asignaron, ya como camarógrafo del noticiero 24 HORAS?
-¡Uff!!, vaya vuelcos que provocas en mis sentimientos. Mi primer encargo, estando cercano a Jacobo Zabludovsky, era editar las notas de los reporteros junto con Arturo Velázquez, salíamos de trabajar a media noche y abordábamos el último Metro, cada quien para su casa…
-¿No se exponían mucho a los asaltos?
-En alguna ocasión, me topan tres tipos delincuentes, a quienes ubicaba perfectamente porque eran del rumbo de mi casa, allá por la colonia Aviación Civil…
-¿Los conocías?
-Solamente de vista, sabía quienes eran, a lo que se dedicaban. Me siguen cuando salgo de la estación Zaragoza del Metro, me detienen y me preguntan de dónde venía. Les digo que de trabajar y me dirigía hacia mi casa. Todavía, con cierto sarcasmo, me hacen ver que ya era casi de madrugada y se ofrecen acompañarme hasta mi casa, poniendo de pretexto que me iban a “topar” otros rateros que no me conocían…
-¿Neta?
-Sí, así como te lo estoy platicando. Me llevan hasta la puerta de mi casa y al retirarse, me dicen: “Ahí nos vemos, porque vamos a seguir “chambeando” Total, levanto mi mano como despidiéndolos y me metí a mi casa… ¡uff!!
-Querido Armando, llevamos poco más de dos horas y nos faltan muchas cosas que me cuentes…
-Bueno, todos los días, a las seis de la tarde, teníamos la comisión -Arturo Velázquez y yo-, por parte de nuestro jefe, armar un rollo de entrevistas de los camarógrafos y reporteros, para llevarlas a la oficina del licenciado Zabludovsky. Las montábamos en su proyector y nos esperábamos hasta que el propio Zabludovsky nos indicara que corriéramos la película y pudiera ver las entrevistas.
-¿Qué experiencias viviste con el licenciado Zabludovsky, en el aspecto laboral?
-Muchísimas, me permitía estar presente en los diálogos que sostenia con cada uno de los reporteros, quienes le mostraban sus notas escritas, las leía detenidamente y les hacía algún comentario para mejorar sus notas.
-¿Era muy exigente?
-Muchísimo, pero un gran profesional. Era sumamente cuidadoso en la redacción de las notas de los reporteros, nunca los insultaba, hasta tenia un “don” y sutileza para pedirles que, en sus notas, primero pusieran datos duros para llamar la atención… Se iba el reportero a su lugar y lo esperaba con la nota corregida, era cuando las firmaba para que pudieran salir “al aire”
-Vaya, cada nota para los reporteros, era como un examen profesional…
-¡Exacto!!, sin la firma del licenciado Zabludovsky ninguna podía salir “al aíre” Yo estaba completamente sorprendido, el licenciado revisaba una a una, las notas que pasarían en su noticiero ¡Qué señor!!, Pero no solamente eran las notas escritas, sino que, junto a mí, revisaba en su proyector cada una de las entrevistas que habían grabado los camarógrafos…
.¿Zabludovsky, un hombre polifacético?
-De verdad que impresionaba porque hacía mil cosas a la vez. Atendía a cada uno de los reporteros que iban a recibir su autorización para que pudieran entrar al noticiero. Hablaba por teléfono con infinidad de personas, con su productor, con el responsable de audio, en fin… era sorprendente todo lo que hacía. Yo me preguntaba por dentro ¿Acaso pone atención a lo que le estaba proyectando?
-¿Qué sucedía cuando se te acababan los rollos de películas que le proyectabas?
-Me decía… “Mira niño -era su palabra favorita para dirigirse a los jóvenes que trabajábamos con él- de la primera entrevista, quiero esto y esto, pero le cortas en donde dice tal palabra… ¡estaba en todo!! Tenía una capacidad maravillosa de percepción de tantas cosas al mismo tiempo
-¿No te quedaba de otra que ponerte las pilas?
-Al día siguiente, ya iba con una libretita y un lápiz para apuntar todas sus instrucciones, no podía aprenderme todo lo que decía de siete o diez entrevistas. Era un hombre fuera de serie…
-¿Por fin, pudiste acoplarte a él?
-Me costó muchísimo trabajo, pero gracias a Dios, lo pude entender y conocer a la perfección
-¿Alguna vez te regañó o que te haya faltado el respeto?
-¡Jamás!!, era sumamente educado. Nunca lo escuché decir alguna grosería ni gritarle a la gente. Aunque sí me regañó varias veces.
-¿Y cuándo es que debutas como camarógrafo?
-Seguía como editor de 24 HORAS, un día, me dicen que había algunas plazas en camarógrafos de noticieros y que, si quería cambiarme de departamento, iba a tener un aumento en mi sueldo de 10 pesos…
-¿Cuánto ganabas?
-72 pesos diarios… ¡Ese era mi salario!! Pero te estoy hablando de aquellos pesos que sí valían en 1973…
-¿Y qué decidiste?
-Para esto, ya me había casado y hasta se me ocurre invitar al licenciado Zabludovsky a mi boda…
-¿…Y fue?
-¡No!!, porque tuvo que salir de viaje a unas entrevistas a Cuba y luego en Paris, pero sí, recibí un hermoso presente de su parte y de Sarita, su esposa. Un juego de copas con nuestros nombres grabados…
-¿Y cuando regresó de viaje qué te dijo?
-Lo primero que hice estando frente a él, fue agradecerle el hermoso regalo que nos había enviado…
-…¿Y….?
-Me dio un abrazo muy cariñoso y me dice: “Esta bien niño, ya te casaste, ahora, vas a sentir en carne propia, lo que es estar casado…” ¡y suelta una sonora carcajada!!
-¿Te cambiaste o no al departamento de camarógrafos?
-¡Por supuesto que sí!!, porque me iban a pagar diez pesos más en mi salario…
De pronto, su amable esposa Marisela García Ramírez, con un rostro de angustia, me hace saber que, por prescripción médica, Armando no puede malpasarse y el horario de sus alimentos deben ser en punto de las 2 de la tarde. Así es que, me suplica, hagamos una pausa y hasta nos invita para que los acompañemos -a mi nieto y este reportero- a comer, haciendo la aclaración que, quien preparó y guisó la comida, fue el propio Armando, pues al estar en casa y en pleno proceso de recuperación, no se puede estar quieto y le ayuda en la cocina.
Así es que, mi querido lector, para no aburrirlo, no obstante que tengo un material fabuloso, dos horas más de grabación, que tuvo a bien compartirme este genial camarógrafo, el siempre querido y admirado Armando Camarena, le propongo respetuosamente, dejamos pasar una semana y proseguimos con el final de esta interesante y amena conversación.
A lo Mero Macho, no se pueden perder el final…
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