El mito de la desinversión en México: ¿realidad o percepción?

El mito de la desinversión en México: ¿realidad o percepción?

“La creencia de que la reforma al poder judicial en México ahuyentará a los inversionistas es un mito que ignora la complejidad del entorno global de inversiones.“

La reciente reforma al poder judicial en México ha suscitado un amplio debate en la esfera política y económica. Muchos empresarios locales han manifestado su preocupación por el impacto que estas modificaciones pueden tener en el clima de inversión. Sin embargo, es crucial analizar el contexto más amplio en el que se desenvuelven las inversiones extranjeras y entender cómo la estabilidad política puede ser, en ciertos casos, más valorada que la independencia judicial.

En un análisis comparativo, podemos observar cómo los inversionistas han estado dispuestos a operar en entornos jurídicos restrictivos. Por ejemplo, en 2023, China se posicionó como el segundo país que más inversión extranjera directa (IED) captó, con 163,000 millones de dólares, solo detrás de Estados Unidos, que recibió 311,000 millones. En este contexto, el sistema judicial chino está completamente controlado por el Partido Comunista, donde los jueces actúan bajo estrictas directrices políticas y no existe una verdadera independencia judicial. A pesar de estas condiciones adversas, China ha logrado atraer capital extranjero, lo que sugiere que los inversionistas valoran la estabilidad política y la capacidad de toma de decisiones rápidas.

De manera similar, Vietnam ha experimentado un crecimiento económico notable bajo un sistema de partido único. En los primeros seis meses de 2024, Vietnam atrajo cerca de 15,2 mil millones de dólares en IED, un aumento interanual del 13,1 por ciento. El gobierno vietnamita prevé que para 2024 el flujo de IED alcance entre 39 mil millones y 40 mil millones de dólares, cifra equivalente a la de 2023. Aunque el poder judicial está subordinado al Partido Comunista y la libertad de expresión es limitada, el país ha logrado mantener un entorno político estable que fomenta la inversión.

La experiencia de estos países nos lleva a la conclusión de que los inversionistas buscan un entorno que les permita operar con seguridad, donde las reglas del juego sean claras y se mantengan en el tiempo. La seguridad que otorga un gobierno hegemónico, que controla las cámaras y las instituciones sin contrapesos, puede ser vista como un elemento positivo. En este sentido, la certeza de que no habrá cambios abruptos en las políticas económicas y la posibilidad de un marco regulatorio estable son factores que juegan a favor de la inversión.

En el caso de México, aunque la reforma judicial genera inquietud entre ciertos sectores, el atractivo de nuestro mercado sigue siendo significativo. Las condiciones económicas, la cercanía con Estados Unidos y la integración en cadenas de valor globales continúan siendo elementos determinantes que, en última instancia, pueden compensar cualquier temor que surja por las transformaciones en el sistema judicial.

Un claro ejemplo del pragmatismo de los inversionistas se observa en el comportamiento del tipo de cambio. A pesar de las previsiones de devaluación del peso debido a la reforma judicial, el tipo de cambio se ha mantenido por debajo de los 20 pesos por dólar. Este comportamiento indica que los inversionistas no están únicamente reaccionando a los cambios internos, sino que también están sopesando factores externos, como la inestabilidad política en Estados Unidos. Recientemente, el impacto de la figura de Donald Trump ha influido en el mercado, demostrando que las fluctuaciones en el peso son más atribuidas a elementos externos que a la reforma en sí.

Además, es esencial considerar que un sistema judicial independiente, si bien fundamental para la justicia social y el estado de derecho, no siempre es el factor determinante en las decisiones de inversión. Muchos inversionistas son pragmáticos y están dispuestos a navegar en aguas menos claras si el panorama general les resulta favorable. El temor ante la reforma puede ser más una cuestión de percepción que de realidad.

La narrativa en torno a la reforma judicial y su impacto en la inversión puede estar influenciada por factores políticos y mediáticos que no reflejan la complejidad de la economía global. La historia ha demostrado que, a menudo, lo que se considera una amenaza puede ser solo un desafío que, manejado con astucia, se convierte en una oportunidad.

En conclusión, es vital que los empresarios y políticos en México reconsideren su enfoque hacia la inversión y la reforma judicial. La estabilidad política y la certeza económica son, en muchos casos, más valiosas para los inversionistas que el ideal de un sistema judicial perfecto. Es fundamental que México se posicione como un país que, a pesar de sus reformas, sigue siendo un lugar atractivo para la inversión, aprovechando su potencial y adaptándose a las realidades del entorno económico global.

El mito de que la reforma al poder judicial ahuyentará a los inversionistas no solo es infundado, sino que subestima la resiliencia y el pragmatismo del capital global. En un mundo donde la inversión busca seguridad y estabilidad, México puede, y debe, seguir siendo un destino atractivo.

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