Advierten riesgo a soberanía alimentaria de pueblos de Oaxaca; 32% de niños padecen obesidad y sobrepeso
Un grupo de especialistas denunció en la ciudad de Oaxaca las estrategias que utilizan las grandes corporaciones que producen ultraprocesados, comestibles y bebidas, para bloquear, desviar y retrasar las políticas públicas dirigidas a reducir el consumo de esos productos que generan obesidad y diabetes.
Durante la presentación del libro “Alimentarnos con dudas disfrazadas de Ciencia: Nutriendo conflictos de interés en México” escrito por Martha Elena García y Guillermo Bermúdez, afirmaron la necesidad urgente de tomar acciones respecto a la salud de los habitantes de Oaxaca, porque según el registro nacional de talla y peso del 2018, en Oaxaca el 32.6% de los niños entre 5 y 11 años presentan sobrepeso y obesidad, lo que aumenta considerablemente la probabilidad de que, al llegar a la vida adulta, presenten enfermedades como diabetes o problemas cardiovasculares.
Martha Elena García sostuvo que aunque los grandes medios de comunicación no han hecho de la diabetes una noticia tan impactante como el coronavirus, desde el 2000 también es una epidemia que cada año deja más víctimas ya que tan sólo en 2021, más de 151 mil personas fallecieron de diabetes, causada sobre todo por el elevado consumo de comida chatarra y refrescos.
Guillermo Bermúdez agregó que no es exagerado afirmar que ocultar los daños que provocan los productos ultraprocesados ha sido criminal.
“En la primera década de este siglo, al encontrar evidencias de la inminente epidemia de obesidad y diabetes, el equipo de especialistas que impulsaba la primera estrategia para frenarla, propuso disminuir al máximo el consumo de refrescos y productos chatarra en los niños. Invitaron a la industria a sumar esfuerzos, pero las empresas tenían la consigna de sabotear todas estas propuestas”, afirmó.
Por su parte, Mauricio del Villar, miembro de la Asamblea de la Unitierra Oaxaca, dijo que a lo largo de casi tres décadas, han denunciado como las megacorporaciones ligadas a la agroindustria y el procesamiento de alimentos han generado un deterioro de la vida por medio de políticas públicas que dañan la vida comunitaria.
El activista aseveró que lo perverso de este modelo es que las decisiones sobre qué puede sembrar la gente, lo que puede comer, de qué se puede enfermar y cómo puede curarse están quedando en manos de un número cada vez menor de empresas que no están interesadas en la alimentación o la salud de las personas, sino en la acumulación de ganancias.
“Las comunidades Oaxaca y de otros estados del país continúan siendo invadidos por mercadotecnia acompañada de alimentos ultra procesados que debilitan la Soberanía Alimentaria de los pueblos y del país”, dijo.
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